Esta plaga de reciente aparición en el país, tomó relevancia debido a las pérdidas ocasionadas en algunos cultivos de sorgo. Por su alta capacidad de daño, exige un manejo integrado, con monitoreo permanente desde la siembra y uso de las herramientas de control más eficaces. Los nuevos híbridos tolerantes demostraron ser eficientes y sustentables, disminuyendo las necesidades de intervenciones químicas.
En la campaña 2020/2021 surgió un nuevo desafío para el cultivo de sorgo en todas sus formas (graníferos, doble propósito, sileros y forrajeros): la aparición del pulgón amarillo (Melanaphis sorghi). A partir de ese momento su diseminación por toda la región fue muy rápida, atacando a casi todos los lotes de sorgo del país.
Su característica más importante es ser una plaga explosiva, que en poco tiempo pasa de pocos pulgones aislados a un lote completamente colonizado, donde una sola planta puede ser atacada hasta por 30 mil áfidos. Esta rápida propagación se debe a su alta tasa de reproducción y su capacidad de alimentarse de una maleza perenne como lo es el sorgo de Alepo, que le sirve de refugio y alimento cuando no hay cultivo, sobreviviendo en invierno en la base de los tallos.
Conociendo al pulgón amarillo
El Melanaphis sorghi es una especie fitófaga, considerada por la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (www.ippc.int), como una plaga de importancia económica. Si bien la misma ya se encontraba en nuestro país en ataques al cultivo de caña de azúcar, este nuevo pulgón sería un biotipo con preferencia específica por el cultivo de sorgo.
Descripción
Los adultos de Melanaphis sorghi son pequeños, de color amarillo, con una longitud de alrededor de 1-2 mm. Su cuerpo es blando y periforme y los sifones son más cortos que la cauda, siendo ambos oscuros, al igual que los últimos segmentos de las patas. En estadio adulto, pueden ser ápteros o alados, según el ambiente y disponibilidad de alimento. La etapa adulta normalmente presenta una duración de 22 a 24 días y puede producir entre 68 y 86 ninfas/hembra.
Las larvas son de color amarillo pálido a verde grisáceo. Antes de alcanzar la forma adulta, pasan por cuatro estadios ninfales presentando en los últimos, parches marrones distribuidos aleatoriamente sobre el tergo abdominal, en ocasiones con líneas intersegmentadas.
Para alimentarse, succionan la savia de la planta insertando sus estiletes en los tejidos para extraer los nutrientes.
“La plaga no requiere reproducción sexual, no necesitan del macho para reproducirse. Son hembras que paren hembras, que pasan por un pequeño estadio ninfal que puede durar entre 5 y 9 días y a partir de ahí ya comienza a dejar descendencia, iniciando un nuevo ciclo. La colonización inicial de los lotes la hace el pulgón alado, y luego las hembras ápteras son las encargadas de incrementar la colonia”, detalla el ingeniero agrónomo Martín Galli.
El ciclo biológico del pulgón en llegar a adulto y completar una generación es muy corto. Estudios demostraron que varía dependiendo principalmente de la temperatura, donde a 15°C tarda 10.9 días; a 20°C: 7.3 días; a 25°C: 5.2 días y a 30°C: 3.5 días, siendo óptimo para la reproducción una temperatura ambiente entre 20 y 25°C.
Daños
Esta plaga puede atacar en todas las etapas del cultivo de sorgo, pero el perjuicio más significativo usualmente ocurre durante las etapas posteriores al desarrollo vegetativo. El daño directo es causado por la succión de la savia de las hojas, que adquieren una coloración marrón, sufriendo un retraso en su crecimiento, afectando la producción entre un 30% y un 100%.
Cuando existen condiciones propicias de humedad y temperatura, las poblaciones presentan un crecimiento exponencial, logrando invadir tallos y panojas, que producen el secado y acame de la planta.
A su vez, como daño indirecto, las larvas y adultos secretan sustancias azucaradas en la superficie de las hojas dando origen al desarrollo de fumagina, un hongo de coloración oscura que aprovecha su melaza como sustrato y afecta la capacidad fotosintética de la planta, pudiendo causar que la panoja no emerja, generando un llenado pobre de grano y reduciendo el rendimiento hasta de un 100%
En el cultivo de sorgo, al pulgón se lo encuentra en la parte basal de la planta (tercio inferior) y en el envés de la hoja. Este nicho es compartido con el pulgón verde de los cereales (Schizaphis graminium), por lo que es importante diferenciar entre estos dos pulgones.
Una vez que la plaga dominó la planta, procede a succionar directamente la savia, lo que causa que las hojas se tornen amarillas y debilita a todo el sistema. Se estima que, si la presencia del pulgón se prolonga, puede generar pérdidas del 100% en los cultivos.
Control
Ante todo, se debe monitorear semanalmente el cultivo desde su período vegetativo, revisando detenidamente el envés de las hojas superiores y las basales, en no menos de cuatro estaciones de muestreo, evitando las cabeceras. El INTA propone un umbral de acción, donde a partir de tener 20% de plantas con una colonia de aproximadamente 50 pulgones/hoja hay que realizar un control químico. Si bien es un umbral muy bajo, la dinámica de la plaga obliga a actuar antes que se torne incontrolable.
Los métodos de control químicos deben considerar no afectar otros insectos benéficos para el control de los pulgones, como las vaquitas de San Antonio, (Coleóptera: Coccinelidae), Crisopas (Neuroptera: Chrysomelidae y Hemerobiidae) y Sírfidos (Díptera: Syrphidae), incluyendo también a pequeñas avispas (microhimenópteros parasitoides).
La rotación de principios activos en el control químico es fundamental para no desarrollar resistencia a insecticidas. El uso de productos sistémicos al momento de la siembra reduce el ataque en los primeros días después de la emergencia.
Es necesario tener en cuenta que este control presenta varias dificultades que lo relativizan como único método de control. Al exigir aplicar insecticidas con poblaciones bajas y debido a su ubicación en la planta (envés de la hoja y tercio inferior), no es fácil llegar a esos lugares con una dosis correcta del insecticida.
Esta situación exige una alta calidad de aplicación, apuntando al mínimo remanente de individuos vivos para evitar la reinfección. En definitiva, por más que se haga todo bien (monitoreo, manejo del umbral, control químico eficiente), la reinfección es muy rápida si hay condiciones ambientales conducentes para el desarrollo. Se pueden dar situaciones de 2, 3 o más aplicaciones en el cultivo, incrementando el costo de producción y aumentando el impacto ambiental.
Control genético
Actualmente, los materiales tolerantes, surgen como la piedra angular en el control del Melanaphis sorghi. Disponer en esta campaña de materiales comerciales con tolerancia al pulgón es una muy buena noticia. Su uso disminuye las pérdidas ocasionadas por el pulgón, las aplicaciones de insecticidas, el impacto ambiental y el daño a insectos benéficos y polinizadores.
Los híbridos tolerantes permiten que las poblaciones de pulgón sean mucho menores y que su reproducción no sea explosiva. Esto aporta tiempo para tomar decisiones y decidir aplicar control químico. Incluso, según experiencias, con materiales tolerantes y una sola aplicación de insecticida, se puede controlar muy bien.
La tecnología S Protect® que poseen los híbridos tolerantes, reduce la capacidad del pulgón de extraer la savia y de disolver las paredes celulares de los tejidos, reduciendo la tasa de multiplicación, disminuyendo la necesidad de intervenciones químicas.
Por lo expresado, el pulgón amarillo es una nueva plaga en el cultivo de sorgo que exige un manejo integrado, comenzando con algún tratamiento de semillas previo a la siembra, monitoreo permanente del cultivo desde la siembra a la cosecha, elección de un híbrido tolerante y aplicación de insecticida, en caso de necesidad.
El desarrollo de tecnologías de híbridos tolerantes es un alivio ante esta plaga que puede ser devastadora, disminuyendo la necesidad de aplicaciones de insecticidas y dándole una oportunidad al control biológico.